Llegaba Osasuna al Bernabéu con la etiqueta de equipo comparsa, sin ambición. Nada de eso. Los rojillos fueron fieles al espíritu de su entrenador, un José Antonio Camacho que a punto estuvo de dejar al equipo de su corazón sin la Liga.
Hasta en dos ocasiones se adelantaron los navarros, pero la feroz reacción del Madrid volvió a poner las cosas en su sitio. Cristiano Ronaldo, a dos minutos para el final del partido, decidió que la Liga sigue viva. Al portugués se le fichó para esto, para decidir partidos con su calidad. Ser el jugador más caro de todos los tiempos obliga, cada cierto tiempo, a ser decisivo. Y ante Osasuna lo fue.
Si el portugués fue la cara amable del partido, la cruz fue Masoud. El iraní desperdició una de esas ocasiones que no se olvidan y que hubiese supuesto el dos a tres en el marcador. Hasta Camacho se dio la vuelta pensando que el balón iba dentro. Un error que puede ser recordado si el Madrid finalmente gana la Liga.
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