El Rubín Kazán y el Panathinaikos firmaron un empate 0-0 que de poco  sirve a sus aspiraciones de continuar en la lucha por acceder a los  octavos de final de la Liga Campeones.
Los rivales del Barcelona y del Copenhague en el Grupo D necesitaban una  victoria para mantener vivas sus esperanzas, lo que imprimió gran  intensidad y también nerviosismo al partido.
Ya en el primer minuto, una cesión forzada de un defensa obligó al  portero de los dueños de casa, Sergei Ryzhikov, a atrapar el balón con  las manos en el área, falta sancionada por el árbitro, pero que el  Panathinaikos no supo aprovechar. 
Con ambos equipos procurando hacerse con el dominio de las acciones, el  juego se centró en la lucha por el medio campo y durante la primera  media hora los porteros casi no tuvieron trabajo.
Cuando faltaba cinco minutos para el final del primer tiempo, el Rubín confirmó que el contraataque es de sus mejores armas. 
Una veloz subida por la banda derecha de Vitali Kaleshin, quien centró  con precisión de relojero para que Alexandr Ryazantsev conectase de  cabeza, pudo ser la apertura de la cuenta, pero el portero de los  griegos, Alexandros Tzorvas, hizo gala de reflejos y desvío el balón.
Tras el descanso, los dueños de casa incrementaron la presión sobre la  portería del Panathinaikos, en particular después de la entrada del  turco Gökdeniz Karadeniz, que le dio mayor mordiente al ataque del  Rubín.
Sin embargo, las acometidas del campeón ruso se desvanecían en las manos  de Tzorvas, muy acertado todo el partido, o se perdían por la  imprecisión y la falta de puntería a la hora de culminar las jugadas. 
El Rubín, que en cuatro partidos de la fase de grupos ha anotado un solo  gol, de penal, sumó apenas su tercer punto, producto de tres empates,  por lo que ya no depende de sí mismo para obtener el pase a octavos.
La situación del Panathinaikos, el colista de grupo, con dos puntos, es  todavía peor, pues puede quedar fuera incluso de la Liga Europa. 







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