El nuevo técnico de la Roma, Luis Enrique, y su flamante incorporación argentina Erik Lamela fueron las figuras de la presentación en sociedad en Trigoria de la nueva era de la Roma, bajo el mando de su dueño italo-estadounidense Thomas DiBenedetto.
"Los hinchas deben ser pacientes", pidió el nuevo propietario del gigante romano. "La Roma no peleará por el título enseguida", y el nuevo patrón tampoco quiere prometer la Liga de Campeones.
"Tenemos una enorme cantidad de talentos de muy alto nivel, pero también muy jóvenes, y los jóvenes cometen errores. Habrá que tener paciencia", dijo el estadounidenese ante unos 200 medios de prensa.
Por su parte, Luis Enrique, que llegó del banquillo desde el elenco reserva del Barcelona, tempoco regaló sueños de triunfalismo.
"Gracias al presidente por darnos tiempo y no ponernos presión", sostuvo el ex internacional español en Trigoria, centro de entrenamiento de la Roma.
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