El Sevilla supo remontar, con dos tantos de Kanouté y uno de Luis Fabiano, el gol inicial del sueco Ibrahimovic, y cobra una interesante ventaja para visitar la próxima semana al Barcelona en el Camp Nou, que decidirá el campeón de Supercopa.
El Barcelona salió con fuerza, pero el bajón físico en la segunda mitad permitió al Sevilla remontar el encuentro cuando supo recomponer sus piezas y crear peligro a los azulgranas.
Sorprendieron de inicio ambos entrenadores poniendo en liza dos equipos inesperados. El local, Antonio Álvarez, se olvidó de su pareja atacante, Frédreric Kanouté y Álvaro Negredo, y apostó por el brasileño Luis Fabiano, falto de ritmo pero que sigue siendo letal en los metros finales.
Josep Guardiola, que dejó en Barcelona a todos sus internacionales españoles, prescindió de inicio del argentino Leo Messi y decidió dar la alternativa a tres chicos del filial, el portero Roberto Miño, el central Sergio Gómez y el centrocampista Oriol Romeu.
Tras los primeros minutos de dominio culé, el partido ganó intensidad al cuarto de hora, cuando Bojan no supo definir un mano a mano con el portero local, Andrés Palop, mientras que la respuesta estuvo de inmediato en las botas de Jesús Navas, que obligó a Miño a realizar su primera gran intervención como azulgrana.
Pero el que acertó con la portería rival fue el cuestionado Zlatan Ibrahimovic, que aprovechó un excelente servicio del hoy extremo izquierdo Maxwell para meter la puntera y sorprender a la zaga sevillista.
Sin Iniesta y Xavi en el centro del campo, el Barcelona perdía fluidez y precisión en ataque, aunque la técnica y el control de Keita, Oriol y Jonathan Dos Santos eran suficientes para contener a los sevillistas.
Solo Navas creaba cierto peligro en el área culé, pero su equipo precisaba de talento en la medular y más efectivos en ataque para buscar el empate.
Álvarez pareció verlo claro y tras el descanso puso sobre el césped al italiano Luca Cigarini, centrocampista llamado a liderar la creatividad hispalense, mientras que Guardiola mantenía el exitoso bloque del inicio con la variante de Messi por un exhausto Ibrahimovic.
Solo un par de minutos necesitó el argentino para dejar sentado a un par de contrarios y sembrar el pánico en la defensa sevillista. Fue Navas de nuevo el que despertó a los hispalenses de inmediato y, tras un eléctrico desborde, facilitó el remate de Renato que despejó de forma extraordinaria Miño para evitar la igualada.
El partido ganaba en incertidumbre cuando Cigarini comenzó a demostrar su valía. Un magnífico pase en profundidad habilitó a Luis Fabiano, que disparó raso y potente para batir por bajo al joven Miño.
El gol cambió por completo el encuentro y a un Barcelona que dejaba el duelo en las botas de Messi, mientras que el Sevilla incorporó un nuevo punta y se encomendó a su pareja Kanouté y Negredo, que sustituía.
Poco tardó en funcionar la nueva conexión sevillista. Negredo profundizó por la derecha y centró con el exterior al área, donde apareció la inmensa figura de Kanouté para tocar con sutileza al palo largo y dar la vuelta al marcador.
Mazazo para el conjunto culé e inyección de moral para el hispalense, que supo contener a Messi y salir con mucho peligro al contragolpe. En uno de ellos, el argentino Perotti profundizó por la izquierda y templó el balón para Kanouté, que, solo en el área pequeña, mandó su testarazo al fondo de la red.
El Barcelona se estiró para tratar de estrechar el marcador por medio de Messi y Keita, aunque los sevillistas supieron aguantar y aprovecharse del bajón físico del equipo blaugrana, que tendrá que tirar de sus internacionales para remontar la eliminatoria en el Camp Nou.
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