A una semana de visitar el Bernabéu, el Barcelona se complicó la vida ante el colista Almería, que contra todo pronóstico se adelantó en el marcador y obligó al conjunto azulgrana a emplearse a fondo para derrotarle (3-1) y mantener así los ocho puntos de renta sobre el Real Madrid.
Salió mal el Barça. Apocado, medio dormido, como si el 0-3 que el conjunto blanco le acaba de endosar al Athletic en La Catedral no fuera con él. Y el Almería lo aprovechó para dejarle claro que no pensaba regalar el partido.
Bien posicionado en el campo, con Bernaderllo y Juanito trabajando a destajo en la medular y Crusat incordiando con su velocidad a Maxwell y Milito, el conjunto almeriense incomodó a su rival durante los primeros minutos.
Impreciso atrás y sin frescura ni profundidad delante, al equipo de Pep Guardiola le costó arrancar un cuarto de hora. Tuvo que ser Bojan quien protagonizara la primera jugada de peligro en una internada por la derecha que acabó con un disparo a la nubes de Thiago.
A partir de ahí, el Barça fue progresando en su fútbol, aunque no lo suficiente. Mascherano vio la quinta amarilla a los veinte minutos por una entrada a Crusat y Bojan se lesionó a la media hora y tuvo que ser sustituido por Villa. El argentino se perderá el clásico del Bernabéu y el de Linyola probablemente corra la misma suerte.
Con Xavi desactivado y Messi empeñado en hacer la guerra por su cuenta, volvió a ser Iniesta, el futbolista más en forma de este equipo, el que acudiera al rescate.
De sus botas salieron las mejores jugadas de esta primera mitad. Un disparo escorado, un par de llegadas que acabaron con sendos remates de Messi y algún detalle de su repertorio para enmarcar.
El Almería no se acercaría más a la meta defendida por Pinto, ni siquiera probaría a disparar entre los tres palos durante todo el primer tiempo. Pero aún así, el Barcelona no daba una sensación de dominio aplastante.
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