¿Qué cara tendrá la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014? A cuatro años del saque inicial y tres días antes de la final de Sudáfrica 2010 que enfrentará a Holanda y España, esta pregunta comenzó a ser respondida con elocuencia. No sólo por la razón más evidente, la presentación de su emblema oficial, sino por todo lo que caracterizó la fiesta que marcó este jueves el comienzo del camino hacia la próxima edición del certamen, en el Palacio de Congresos de Sandton (Johannesburgo).
El certamen que se celebrará en territorio brasileño estará asociado para siempre a las tres manos estilizadas que forman el emblema “Inspiración”, aunque por supuesto también a la alegría, a los colores y a la pasión irrefrenable por el fútbol. Todo ello quedó de manifiesto en las funciones que adornaron el acto: el grupo de percusión Barbatuques, acompañado por un espectáculo de malabarismos con el balón a cargo del sudafricano Bingo, la banda Bossacucanova y la cantante Vanessa da Mata. Y también fue patente en los discursos de las autoridades que asistieron a la ceremonia, como el Presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, cuya alocución estuvo repleta de referencias detalladas a los logros en Copas Mundiales de la FIFA de algunos de los ilustres invitados: desde los brasileños Bebeto, Carlos Alberto Parreira, Carlos Alberto Torres y Romario hasta Franz Beckenbauer y Michel Platini.
Así será como Brasil, apasionado por el fútbol y con una indisimulada alegría por organizar la prueba, reciba al mundo dentro de cuatro años. “Después de este Mundial de 2010, cada uno de nosotros regresará a su país un poco más africano. Y si es así aquí, en Sudáfrica, el mundo debe prepararse para volverse luego un poco más brasileño”, avanzó con entusiasmo el Presidente del Comité Organizador de Brasil 2014, Ricardo Teixeira. “Ser brasileño se convertirá en una nueva expresión, difundida por todo el mundo. Y todo el planeta ya está invitado”.
Además de prometernos una competición marcada por la receptividad, la alegría y la pasión incondicional por el fútbol, esta primera muestra de la cita brasileña también apunta a que irá mucho más allá de los estadios. Fue uno de los puntos destacados por el Presidente de la FIFA, Joseph S. Blatter. “Sin duda, el fútbol en Brasil es una religión. ¿Qué otro país del mundo tiene su nombre más directamente vinculado a este deporte? Y también a la alegría, a la creatividad... Porque el fútbol es todo eso. Y es más: un día, en el despacho del Excelentísimo Presidente Lula, él me dijo estas palabras: ‘Fútbol es educación’. Eso es también lo que la Copa Mundial de la FIFA pretende significar para este país”, recordó el Presidente de la FIFA, estableciendo otra comparación entre los éxitos alcanzados en Sudáfrica 2010 y los fijados para Brasil 2014.
El propio Presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, recurrió al ejemplo africano: “El éxito de nuestros hermanos africanos representa un enorme desafío para nosotros, los brasileños. Estamos aprendiendo con ellos para que el Mundial de 2014 sea un éxito todavía mayor”, dijo Lula. “A partir de enero de 2011 yo ya no seré Presidente de la República, pero seguiré siendo brasileño. Y pueden contar conmigo para que, juntos, hagamos el mejor Mundial que haya realizado nunca un país. Es un compromiso”.
Ese optimismo y la alegría, probablemente la palabra más repetida de la noche, se plasmaron en el acto de Johannesburgo, así como el arte y la creatividad, representada tanto por la gracia del emblema oficial como por la heterogeneidad del jurado que lo eligió, formado por el arquitecto Oscar Niemeyer, el diseñador Hans Donner, la supermodelo Gisele Bündchen, el escritor Paulo Coelho y la cantante Ivete Sangalo, además de Ricardo Teixeira y del Secretario General de la FIFA, Jérôme Valcke. Gente de todo tipo, con talentos diversos, para representar a un país que Ricardo Teixeira definió como aquel “que introdujo un nuevo tipo de modernidad, basado en el ser humano y en su capacidad de sortear las diferencias”. Un país con una variedad interminable, pero unido por su amor al fútbol y, desde ahora, por la satisfacción de albergar una Copa Mundial de la FIFA. Está claro: el trayecto ya tiene una cara, sobre el papel, en el campo y fuera de él.
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