España se colgó una merecida medalla de bronce en la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA Trinidad y Tobago 2010 luego de derrotar a la RDP de Corea en la final de consolación disputada en el estadio Hasely Crawford de Puerto España el 25 de septiembre. Un solitario gol de Raquel Pinel hizo justicia a la mayor ambición, mejor juego y más ocasiones de la Roja que en su primera participación en una cita mundial de la categoría, consigue subirse al podio.
Las Rojitas tuvieron el pleno control del partido desde el pitido inicial, y dominaron el balón con estilo. Las campeonas europeas, que cayeron en seminales ante la República de Corea, crearon dos buenas ocasiones en los primeros diez minutos, pero la portera norcoreana Choe Kyong Im respondió con seguridad a un tiro de Nagore Calderón y una volea de Gema Gili que se colaba por la escuadra. Ambas volvieron a replicar pero Calderón se topó con el larguero y Gili con la portera en sendos remates lejanos.
Las asiáticas apenas remataron en dos ocasiones en los primeros 45 minutos, pero a las españoles les faltó puntería y suerte para plasmar su dominio en goles. Tampoco Raquel Pinel anduvo fina en el remate (lo hizo sobre el cuerpo de la portera) tras una asistencia excelente de Calderón, que se lució en regates y desmarques.
Con las mismas protagonistas tras el descanso se mantuvo el mismo guión y España peleando y Corea resistiendo su embistes, especialmente por la izquierda donde Alexia Putellas tuvo hasta tres ocasiones clarísimas. En la última, tras sacar Choe el balón sobre la línea, su zaga no logró alejar el peligro, y Pinel acabaría por rematar a la red desde el área chica (1-0, 56’).
Con el viento a favor, Putellas haría temblar de nuevo el larguero antes de que las norcorenas pisaran por primera vez el área española, pero Kim Nam Hui ramató muy alto (65’). Las chicas de Ri Song Gun anduvieron poco inspiradas todo el partido pero en los 8 minutos finales se vinieron arriba. Asediaron el arco español, pero Dolores Gallardo respondió con su habitual valentía y sangre fría. España aguantó la pájara y respiró con alivio cuando la árbitra decretó el final del partido y permitió que las chicas de Jorge Vilda lograsen la primera medalla mundial para el fútbol femenino español.
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