Dos goles de Roberto Soldado y uno de Tino Costa devolvieron al Valencia al camino de los octavos de final de la Liga de Campeones, tras un partido controlado por el equipo español que a base de paciencia, concentración e intensidad pudo con un Rangers sin apenas argumentos.
Con la lección aprendida tras los últimos pasos en falso en casa y la experiencia de haber jugado en Glasgow hace dos semanas, el Valencia, sin hacer un gran partido, hizo lo que debía para no complicarse la clasificación con un empate o una derrota y demostró que tiene, como equipo, más entidad que el Rangers.
Con este marcador, el Valencia pasa a depender de sí mismo en los dos encuentros que le restan, en casa ante el Bursaspor y en Manchester ante el United.
No hubo sorpresas en la disposición de ambos equipos sobre el terreno de juego, con cinco hombres en defensa en el equipo escocés y con un Valencia obligado a llevar la iniciativa, ya que el Rangers basaba todo su juego en el envío de balones largos.
El partido parecía la reedición del disputado hace quince días en Glasgow, con la excepción de que a los ocho minutos una excelente jugada individual de Naismith acabó con un potente disparo que se estrelló en el palo de la portería de César.
El Rangers anunciaba que, como también ocurrió en el otro partido, iba a llegar poco, pero iba a hacerlo con mucha contundencia.
La réplica fue un remate del zurdo Mata con la derecha que neutralizó con acierto el meta McGregor cuatro minutos después y que abrió el partido al ejercicio de paciencia, con la pelota siempre en los pies de sus jugadores, al que debía someterse el Valencia para sacar adelante el choque.
Para ello se vio un equipo más intenso, más ordenado y con las ideas más claras que las mostradas recientemente en Liga ante Mallorca y Zaragoza, aunque ahora tenía un equipo enfrente más aguerrido pero también más limitado que estos dos rivales y, sobre todo, mucho más previsible.
La constancia provocó innumerables ocasiones en el primer tiempo aunque casi ninguna especialmente clara hasta que a los 34 minutos, un balón suelto en el área se coló entre un defensa y el palo tras un disparo preciso de Roberto Soldado.
Nada cambió en el Rangers tras el gol. El Valencia fue un poco menos incisivo, no buscó con avidez el segundo tanto y el partido llegó al descanso sin más variaciones.
Aunque el Valencia mantuvo en el segundo tiempo la misma línea de juego, el marcador no daba argumentos a favor de la tranquilidad en un equipo que se ha mostrado nervioso en los últimos partidos. El Rangers, aunque llegaba poco, lo hacía con claridad, tal y como se demostró en un disparo de Miller que detuvo César (m.60).
El partido atravesó por muchas fases que no fueron más que un monólogo ofensivo del Valencia, con interminables posesiones de balón y muy poca profundidad ante un rival que a duras penas salía de su parcela.
Fue necesario un cambio momentáneo de guión para que en un contragolpe bien conducido por Soldado y Mata, el delantero pusiera en el marcador un 2-0 tranquilizador.
Con más de un cuarto de hora de partido por delante, el Rangers dio las muestras justas de querer enmendar el resultado y aunque avanzó algo sus líneas esta decisión dio más espacios a la contra local que presencia ofensiva al equipo escocés.
Pese a ello, Naismith envió un cabezazo al poste en el minuto 82 pudo marcar en una jugada de desconcierto de la defensa valencianista.
En la última acción del partido, en un nuevo contragolpe local, Tino Costa puso en el marcador el 3-0 que reflejó la diferencia existente este martes entre ambos equipos sobre el campo de Mestalla.
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